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Ligar con minusválidas

Desde hace varios años, y sobre todo después del lanzamiento de la primera demo en 2009, se lleva hablando bastante del «simulador de ligar con minusválidas», entre la sorna y la indignación, según el sitio. Es una reacción comprensible y lógica ante semejante premisa, sobre todo viniendo la idea original de 4chan, un tablón de imágenes especialmente famoso por reunir bajo su tejado uno de los mayores índices de trolls y desalmados de todos los internets.

No es fácil, por lo tanto, superar los prejuicios iniciales que pueda despertar Katawa Shoujo, y posiblemente por eso ha sido mayor mi sorpresa al encontrarme con una experiencia absorbente y enriquecedora que vale la pena descubrir, nada que ver con el fetichismo enfermizo que uno podría esperar.

Katawa Shoujo es una novela visual, una especie de híbrido de novela, cómic y videojuego. Se lee como una novela, el texto aparece sobre fondos y personajes que cumplen un papel ilustrativo y ofrece la posibilidad de tomar algunas decisiones para reconducir la historia por varias rutas diferentes. Y aunque su temática es básicamente la que se ha difundido de forma tan sensacionalista, sorprende el buen gusto y la delicadeza con la que se tratan ciertos temas, sobre todo los relativos a las discapacidades de los personajes.

La historia comienza cuando un chaval llamado Hisao sufre un ataque al corazón debido a una inesperada declaración amorosa en un día nevado. Tras ser hospitalizado se le diagnostica una arritmia cardíaca que le postra a una cama de hospital durante varios meses, hasta que los médicos consiguen estabilizarle un poco. Poco a poco sus amigos y familiares empiezan a espaciar sus visitas cada vez más, hasta que le dejan prácticamente abandonado en el hospital. Por recomendación del doctor, sus padres deciden enviarlo a un instituto para jóvenes con algún tipo de discapacidad para que pueda recibir atenciones especiales. Y ahí es donde empieza el dramón, una historia llena de ternura que un grupo de aficionados (no japoneses, a pesar de la estética manga que han escogido) llevan rumiando desde hace unos cinco años.

El jugador-lector se pone tras los ojos de Hisao con su llegada al centro, donde debe aprender a autoaceptarse y asumir las limitaciones que le impone su nueva condición de discapacitado, pero también a superar sus propios prejuicios y encontrar la manera de relacionarse con normalidad con unos compañeros muy especiales pero a la vez más humanos y con unas motivaciones más profundas que nadie que haya conocido hasta el momento.

El motor de la historia es la progresiva integración de Hisao y cómo va estrechando lazos con los personajes, sobre todo con una de las cinco chicas principales o «heroínas», cada una con su propia ruta argumental: Rin, una excéntrica artista sin brazos que se ve obligada a valerse con los pies; Emi, una atleta que sufrió la amputación de sus piernas tras un accidente; Hanako, incapaz de relacionarse con normalidad a causa de un incendio que acabó con su familia y le desfiguró el rostro; Lilly, una ciega de buena familia que ayuda a Hanako a valerse por sí misma y Shizune, sordomuda obsesionada con tener siempre el control de cualquier situación.

El guión avanza despacio, a su ritmo, tomándose su tiempo para enriquecer el retrato de los personajes, añadiéndoles poco a poco sucesivas capas de complejidad, destapando problemas personales, traumas ocultos y fantasmas del pasado con los que hay que lidiar. Conforme pasan las horas los personajes se van adueñando de la historia y también del jugador-lector, llegando a atraparle con tanta fuerza y despertando una respuesta emocional tan personal que resulta inquietante.

El desarrollo de Katawa Shoujo es magistral y realmente consigue calar en el jugador-lector al tiempo que Hisao va madurando. Se le puede echar en cara una cierta lentitud, pero es precisamente el énfasis en lo cotidiano y la atención a los pequeños detalles lo que permite que la historia y sus personajes se hagan creíbles, en ocasiones despertando recuerdos y reflexiones inesperadas que pueden pillarte con la guardia baja al otro lado de la pantalla.

Al final, esta novela visual acaba diciendo todo lo contrario de lo que se le presupone. Las discapacidades de los personajes no tardan en pasar al plano de lo anecdótico. No se definen como personas por sus condiciones, del mismo modo que las rarezas o particularidades de cualquier individuo no son más que un puñado de factores que ayudan a convertirle en alguien único e inimitable, aunque en ocasiones no sea fácil rascar la superficie para ver qué hay en el interior.

Katawa Shoujo es la primera y probablemente última novela visual que me echo a la cara, lo que ya supone una más de lo que esperaba. Tampoco soy un amante del manga o del mundillo otaku, cosas de las que suelo huir como de la peste. Sin embargo, pocas veces me he alegrado tanto de dejarme llevar por un arrebato de curiosidad hacia algo que en principio no parecía tener nada que ver conmigo.

El proyecto puede descargarse gratuitamente en inglés desde su web oficial, con versiones para Windows, Mac y Linux. Que quede claro que desde el menú principal se pueden desactivar las (muy escasas) escenas subidas de tono, no sea que alguien se ofenda por la visión de un par de monigotes desnudos.

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