Desde que Sony actualizó su PlayStation Store el pasado miércoles ha ocurrido algo interesante en mi vida: Hotline Miami. Sí, ya lo tenía en PC y me lo pasé hace meses con gran regocijo, pero también tengo una Vita y que me aspen si puedo resistirme a la tentación de llevar encima una pequeña dosis de terapéutica ultraviolencia lista para ser administrada cómodamente cada vez que alguien me dispara la tensión arterial más de lo tolerable.
La experiencia, como en casos anteriores como Retro City Rampage, Machinarium o Guacamelee!, ha sido sencillamente intachable, con una imagen soberbia y un control adaptado a la perfección. Desde que hice la compra, jugar a Hotline Miami desde la cama es lo último que hago por las noches y lo primero que hago por las mañanas, sin contar pequeñas píldoras esporádicas a lo largo del día. Es realmente difícil despegarse de sus partidas breves pero furiosas.
Muy bien todo, pero esa no es la cuestión. Mi magno disfrute ha despertado algunas cuestiones en mi cabeza y necesito ponerlas sobre la mesa. Son las siguientes: ¿Puede Vita mantenerse a flote como una plataforma viable para Sony solo a base de indies? ¿Puede mantenerse como una pltaforma deseable para los usuarios solo a base de indies? Y si la respuesta es afirmativa a ambas preguntas, ¿podríamos decir, en tal caso, que Vita después de todo ha sido un éxito?
Me pregunto estas cosas no solo por el hecho de que el combo PS3+Vita, gracias a las bondades de ese fabuloso invento que es el cross buy, se haya convertido en la opción más popular dentro del mundillo indie para llevar sus proyectos a consolas, sino porque cada uno de estos títulos ha demostrado desenvolverse en Vita como pez en el agua.
Es en la portátil y no en su hermana mayor donde estas pequeñas golosinas brillan con luz propia. En gran parte es por la pantalla, sencillamente perfecta para estos juegos por tamaño, resolución y riqueza de colores, pero también por los controles, con el tan necesario doble stick pero también con opciones complementarias como la pantalla táctil o el giroscopio, que bien usadas aportan un plus de jugabilidad nada despreciable. Gracias a estas dos virtudes Vita se siente como una plataforma nativa para estos juegos, no un port tardío de PC como suele ser el caso, y sorprendentemente es también la más recomendable para disfrutarlos. Y creedme, no es fácil apartarme de mi sofá, mi tele HD y mi home cinema.
Aún así, con frecuencia veo despreciada la importancia de los indies en una portátil que todo el mundo se empeña en enterrar. Por cada hater que defiende que Vita ha recibido no sé cuántos juegos hay al menos cinco detractores que le restan importancia a la cifra, alegando que casi todos son descargables y por lo tanto «no cuentan».
Supongo que el problema está en que Vita se está convirtiendo en algo muy distinto de lo esperado. De ser una «PS3 portátil» ha pasado a ser un juguete en manos de gente que hace juegos de estética retro en un garaje. Un hecho incuestionable que empieza a redefinir la propia estrategia de Sony, de pronto la mejor amiga de los indies.
Sí, el potencial desperdiciado es para echarse a llorar y sí, es difícil justificar el precio de la máquina cuando su catálogo más interesante está compuesto por juegos gráficamente rudimentarios cuyo precio va de los 6 a los 12 euros. Sin embargo, como usuario, siento que los enormes ratos que me está proporcionando Hotline Miami en estos momentos superan con mucho a otras propuestas de mayor escala, como Uncharted: El abismo dorado o Assassin’s Creed: Liberation, juegos espectaculares, lo nunca visto en una portátil, pero tan estériles y encorsetados en su fondo que no soy capaz de recordad ni un solo momento memorable más allá de ese inicial «vaya, qué bien se ve esto«.
Reconozco que aún no tengo respuesta para las tres preguntas planteadas. No sé cuánto va a durar la bonanza indie (por dios, que salga una versión de FTL) y tampoco sabría decir si esto puede salvar la máquina. Pero sí tengo muy claro, aunque me sorprenda a mí mismo reconocerlo, que este planteamiento de «la consola de los indies» me está resultando mucho más estimulante que esa prometida «PS3 portátil».
Mucho no se estará equivocando Sony con este cambio de rumbo, por muy improvisado y desesperado que sea, cuando ahora mismo espero con más ganas una versión para Vita de Hotline Miami 2 que otro Uncharted en miniatura.
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