En diciembre de 1994 se puso a la venta la primera PlayStation. Ironías del destino, la primera consola de Sony fue el resultado de la ruptura de un acuerdo con Nintendo y lo que en principio iba a ser un proyecto conjunto acabó convirtiéndose en un monstruo que acabaría acelerando la caída de Sega y relegando a la casa de Mario a la segunda posición durante más de una década.
Para celebrar el 20º aniversario de su entrada en el negocio Sony lanzó el año pasado una tirada limitadísima de su última PlayStation 4 vestida con los colores de su venerable tatarabuela. A España llegaron tan pocas unidades que ni siquiera fueron puestas a la venta, se distribuyeron por medio de sorteos y promociones varias, mientras que en el resto del mundo fueron un visto y no visto. Actualmente estas consolas se venden entre 1.000 y 2.000 euros en el mercado de segunda mano.
Comprobado el tirón nostálgico, esta semana Sony repite la jugada para celebrar el lanzamiento europeo de la consola original (lanzada en septiembre de 1995) con una edición especial del DualShock 4 a juego. Normalmente no habría caído en la trampa, pero el lanzamiento ha coincidido con la inminente autodestrucción del mando que me venía con la consola así que he pasado por el aro. Ahora solo espero que los 10 euros de más que cuesta, con respecto al modelo estándar, no sean solo por el pijerío vintage y también esté ensamblado con materiales algo mejores porque no es de recibo que en dos años, con un uso normal, mi anterior mando haya terminado con los sticks pelados y unos gatillos más sueltos que la moral de una concursante de Gran Hermano.
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