Que PlayStation 4 podría haber tenido un final de año mejor lo sabe hasta mi abuela. El 2015 empezó de forma sensacional con Bloodborne, exclusivo y uno de los mejores lanzamientos del año, pero desde entonces Sony no ha dado demasiados motivos para dar el salto generacional y la cosa se ha mantenido a flote gracias a un chorreito de títulos multiplataforma de calidad, pero también presentes en la máquina de la competencia. La confianza de los fans se agota al mismo ritmo que su paciencia y, ahora sí, la compañía japonesa no puede permitirse otro año a velocidad de crucero.
Con ánimo de empezar a pisar el acelerador, esta tarde Sony ha aprovechado la Paris Games Week para celebrar una conferencia dirigida al mercado europeo. Durante dos horas ha anunciado algunos proyectos nuevos, ha mostrado con mayor profundidad otros ya existentes y en definitiva se ha encargado de comenzar a perfilar un 2016 que se antoja clave para que PS4 se consolide definitivamente.
La cosa ha empezado con varios anuncios de indies, a destacar Wonderstruck, un juego de construcción a la Minecraft que parece compensar su aparente falta de originalidad con un apartado visual precioso, Vector, un juego de acción musical en el que colabora el productor sueco Avicii y MatterFall, un enigmático arcade futurista a cargo de Housemarque, estudio al que se le debe como mínimo un voto de confianza después de los brillantes Resogun, Dead Nation y Super Stardust.
La estrella de esta porción de la conferencia fue, sin embargo, No Man’s Sky. El ambicioso y deseado proyecto de exploración espacial de Hello Games volvió a mostrarse en forma de tráiler y confirmó su salida para junio de 2016. Una pequeña decepción después de que surgiera un rumor loco que aseguraba que se pondría a la venta justo al acabar la conferencia, cosa que sí se ha cumplido con DriveClub Bikes, una expansión independiente de este juego de conducción centrada en el mundo del motociclismo.
El reboot de Ratchet & Clank ha servido para recordar que no todo es fotorrealismo y que la tecnología actual le sienta de maravilla a la «estética Pixar». También de gráficos ha ido la cosa con una pequeña demo de Horizon: Zero Dawn que profundiza en esta nueva propuesta de Guerrilla Games, anunciada este verano en el E3, y que apunta a convertirse en uno de los principales reclamos de Sony para el 2016. Es un juego donde la Humanidad se ha ido al carajo y se ve obligada a volver a estado salvaje a la vez que unos dinosaurios robot heredan las ruinas de la civilización, si eso no es capaz de emocionar al público, no sé qué puede hacerlo.
Su reciente aparición en el Tokyo Game Show no ha sido un impedimento para que el deliciosamente näif Gravity Rush 2 vuelva a ser mostrado al público con un nuevo vistazo con énfasis en la destrucción del escenario, nuevas mecánicas gravitacionales y la novedad de poder recibir ayuda de personajes secundarios en una especie de cooperativo con un segundo jugador controlado por la máquina. Habrá que ver si esto es un adelanto de un posible modo multijugador no anunciado.
Es precisamente el multijugador la excusa que ha aprovechado Naughty Dog para mostrar una vez más Uncharted 4 sin reventarnos nada del modo campaña. Ciertamente no es el mayor atractivo del juego, sino un modo accesorio dirigido a monetizar y alargar su vida útil, pero a seis meses de que la versión final llegue a las tiendas se agradece que el estudio haya preferido enseñar esta porción en lugar de reventarnos un poco más la historia. Gráficamente tampoco impacta tanto como el modo principal para un jugador, pero a cambio funcionará a 60 fps, lo que garantizará el doble de fluidez, tan necesaria en un entorno competitivo.
A Media Molecule le ha sentado especialmente bien volver a presentar con más calma su extraño Dreams. Con su anuncio en el E3 dio la sensación de que sería una herramienta para crear algo parecido a cortometrajes oníricos, pero esta vez ha quedado claro que la cosa estará dirigida a crear experiencias interactivas. Por decirlo así, la propuesta parece ser una evolución del editor de LittleBigPlanet, que prescindiría de las «piezas» pregeneradas para que el jugador estableciera sus propios modelados y reglas. Se entiende mucho mejor visto en vídeo, ya que se trata de una idea sin precedentes en la industria. El tipo de experimento que puede resultar revolucionario si sale bien, pero catastrófico si sale mal.
También se juega mucho Sony con PlayStation VR. El dispositivo de realidad virtual sigue sin fecha y sin precio, las dos cuestiones que más preocupan en estos momentos, pero al menos engordó su catálogo con algunos juegos nuevos. Los más llamativos Until Dawn: Rush of Blood, un spin-off de Until Dawn reducido a tren de la bruja, un juego de combates competitivos de robots llamado RIGS, primera obra del nuevo estudio de Guerrilla en Cambridge, y Robinson: The Journey. Este último fue sin duda la estrella de esta porción de la conferencia. Desarrollado por Crytek sobre la última versión de su espectacular CRYENGINE, se trata de una aventura narrativa en primera persona con graficazos, un gran énfasis en la inmersión y dinosaurios, exactamente las tres cosas que uno quiere ver cuando se compra un casco de realidad virtual.
Aunque Kazunori Yamauchi hizo el esfuerzo de desplazarse en persona hasta París, el anuncio de un nuevo Gran Turismo para PS4 se quedó bastante cojo al no mostrar imágenes reales del juego. No debería estar muy verde porque el jefazo de Polyphony Digital prometió que saldría el año que viene, un propósito que ya veremos si se cumple. No será una séptima entrega numerada de la serie, sino que por alguna razón se ha decidido llamarlo Gran Turismo Sport, quizá para plantearlo como un reinicio de una franquicia muy veterana que necesita renovarse un poco.
Otras dos franquicias veteranas hicieron también acto de presencia: Street Fighter V para presentar la incoporación de Dalshim al catálogo de luchadores (con un acertado rediseño que incluye turbante y barbaca blanca) y Tekken 7 para anunciar que llegará a PS4 con contenido exclusivo y algún tipo de compatibilidad con PlayStation VR.
Dos emblemáticos creativos franceses han sido los encargados de cerrar la conferencia a modo de traca final. Michel Ancel, el padre de Rayman, salió a escena para mostrar el primer gameplay de WiLD. Se trata de una fantasía prehistórica en un mundo abierto enorme donde el jugador deberá aprender a usar las fuerzas de la naturaleza a su favor para sobrevivir. Ancel habla de jugabilidad emergente, prometiendo partidas orgánicas cuyo desarrollo reaccionará a las acciones del personaje.
El otro gabacho no podía ser otro que David De Gruttola, más conocido como David Cage, una figura muy particular que volverá a dar mucho de qué hablar con su nuevo proyecto al frente de Quantic Dream. Se llama Detroit y su origen hay que buscarlo en Kara, una demo técnica de 2012 acerca de una robot que descubre, al ser ensamblada, que es capaz de sentir emociones. El juego intentará dar respuesta a las preguntas que David Cage se hizo después de crear al personaje, ¿cómo será su vida al salir al mundo? ¿Cómo reaccionará la humanidad ante una vida artificial con sentimientos? ¿Qué significa, en definitiva, ser humano? Temas no aptos para una conversación de después de comer, pero muy interesantes para articular una aventura de ciencia ficción que presumiblemente seguirá los pasos de Heavy Rain y Beyond, las dos anteriores creaciones del francés.
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