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Mazmorras castizas

En 2011 Francisco Téllez se adelantó al gran pelotazo indie que vendría un año después con el lanzamiento de Unepic, un proyecto muy personal que desarrolló en sus ratos libres prácticamente en solitario. Desde entonces su pequeña obra ha ido recibiendo una serie de actualizaciones que la han pulido y mejorado hasta dar como resultado un dungeon crawler que esconde más de lo que parece a simple vista.

Ahora, tras su paso por PC, Wii U y Xbox One, Unepic da el salto a PS4 y PS Vita a través de una nueva versión adaptada por el estudio barcelonés A Crowd of Monsters.

Con el lanzamiento de Dark Souls III aquí, es un buen momento para darle una segunda juventud a la obra de Téllez. A pesar de sus evidentes diferencias en cuanto a escala, presupuesto y pretensiones, ambos juegos tienen suficientes puntos en común para ser, de algún modo, complementarios. Los dos son ridículamente difíciles y basan su desarrollo en la exploración de mazmorras laberínticas. Sus referentes también son comunes y especialmente evidentes en el caso de Unepic, que remite claramente a The Maze of Galious, Castlevania y los juegos de rol de mesa.

No es casual que el juego comience, literalmente, con una partida de rol. La hilarante introducción nos presenta al protagonista sufriendo las ocurrencias de su master cuando la imperiosa necesidad de ir al «meódromo» (sic) lo obliga a ausentarse unos minutos. De pronto se va la luz, el chaval intenta orientarse en la oscuridad y nota las paredes extrañas, como si los azulejos del cuarto de baño se hubieran convertido en ladrillos mohosos. Enciende su mechero y, horror, de algún modo mágico ha ido a parar a las mazmorras de un castillo lleno de trampas y criaturas nada amigables. ¡El peligro del rol del que nos prevenían los telediarios a principios de los 90 queda oficialmente demostrado!

El acertado tono humorístico salpica toda la aventura y acaba siendo su mejor aliado. Consigue inyectarle al jugador el gusanillo de seguir avanzando para descubrir el siguiente chascarrillo o guiño a la cultura pop, y de paso le da un carisma del que carecen otros metroidvanias de los que el mercado indie empieza a estar algo saturado.

Aunque se esfuerza por no tomarse demasiado en serio a sí mismo, Unepic es bastante complejo en su diseño y por momentos incluso desesperante. Las trampas que plagan sus cientos de estancias son auténtico infierno, sus secciones de plataformas son exigentes e incluso el combate, dentro de la simplicidad de basarse en un simple toque de botón para atacar, tiene bastante miga, ya que cada arma causa un tipo de daño distinto.

Por ejemplo: enfrentarse a esqueletos con una espada no tiene mucho sentido, porque no tienen carne, así que hay que usar una maza para machacar sus huesos. Esto, que en un principio resulta una novedad refrescante, complica bastante las cosas cuando hay que tener en cuenta decenas de tipologías, y lanzarse a un combate sin haberse pensado muy bien las cosas suele llevar irremediablemente a la muerte. ¿Frustrante? Desde luego. ¿Estimulante? Absolutamente.

No ayudan los gráficos a hacerlo menos duro de roer. Funcional en lo visual, por no decir espartano, resulta mucho más agradecido de jugar en su versión para PS Vita. Ambas adaptaciones funcionan muy bien, pero en PS4 se nota que el arte no ha sido diseñado para funcionar a 1080p en televisiones de tamaño respetable. La pantalla de la portátil, en cambio, tiene la resolución adecuada y el tamaño perfecto. En cualquier caso, ambas versiones son compatibles entre sí gracias al cross-play y el cross-buy. Es decir, la compra del juego da derecho a descargarlo para ambas consolas y también es posible compartir la misma partida guardada gracias a la magia de internet.

Veredicto

A pesar de las mejoras que ha recibido con los años, a destacar un fabuloso doblaje, Unepic sigue siendo un juego muy modesto en 2016. La buena noticia es que los valores que lo hicieron único en 2011 siguen siéndolo hoy en día, hasta el punto de poder hablar ya de un clásico del software patrio por derecho propio.

Esta nueva versión para las consolas de Sony mantiene intactas todas sus virtudes y permite llegar a un nuevo público que no sé si sabrá apreciarlo en su justa medida, pero que por un precio de 10 euros (3 menos de lo que cuesta normalmente en Steam) haría muy bien en darle una oportunidad.

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