Nueva edición del E3, nueva ausencia de Nintendo entre las grandes conferencias de la feria. La casa de Mario no sale al micrófono en Los Ángeles desde los tiempos de la primera Wii y este año, aún sin presentar su nueva consola, quizá tiene menos motivos que nunca. Y es que a Nintendo tan solo le queda un cartucho por quemar antes de despedirse de su fallida Wii U, una consola que se ha quedado a años luz de repetir el éxito de su predecesora. Pero este cartucho no es cualquier cosa sino The Legend of Zelda: Breath of the Wild, el primer título de la venerada franquicia que probará suerte con un diseño de mundo abierto.
Será un mundo abierto a lo Nintendo, no obstante, preciosista, lleno de colorido y posibilidades, bastante alejado de la oscuridad de Skyrim, con el que fue comparado inicialmente. Llegará el año que viene y supondrá un fin y un comienzo para la compañía, puesto que no solo será el último gran lanzamiento para Wii U sino también uno de los primeros de su sucesora, la llamada provisionalmente Nintendo NX.
Como triste anécdota, la decisión de esta doble versión supondrá para Wii U el dudoso honor de ser la única consola de Nintendo que no ha tenido un Zelda completamente exclusivo.