Tras debutar con considerable éxito en PS Vita, Gravity Rush se libra del encorsetamiento de la portátil y aterriza en PS4. No es exactamente la primera aventura de Kat en la sobremesa de Sony, antes se preparó el terreno con una excelente remasterización de la primera entrega, pero sí es la primera diseñada desde el principio para ser disfrutada a lo grande. Esto se traduce en una mayor escala y ambición, pero también trae consigo algunas piedras nuevas con las que tropezar.
De inicio hay pocas sorpresas para los veteranos. Gravity Rush 2 mantiene el adorable aspecto gráfico original, a medio camino entre el cómic francobelga y el anime, potenciado gracias a la potencia de su nueva plataforma de destino. También en lo jugable repite fórmula: se trata de una aventura de mundo abierto donde la heroína protagonista se vale de sus poderes para alterar la gravedad para avanzar en la historia.
No es que Kat pueda volar exactamente. Lo que hace es invertir la gravedad para impulsarse en cualquier dirección, no solo hacia donde dictan las leyes de Newton. Esta particularidad permite explorar algunas mecánicas bastante interesantes como lanzar objetos sobre los enemigos o deslizarse «patinando» por casi cualquier superficie.
Sin embargo la mayor gracia del juego no está en lo que hace a Kat una chica excepcional, sino su faceta de chavala corriente. Su personalidad inocente y optimista, algo que contrasta con las trastadas que le depara su mala suerte y los abusos de los que la rodean, impregna al juego de una sensación de una candidez especial.
Sorprenden estas dotes para inspirar simpatía por parte del director del juego, Keiichiro Toyama, especializado hasta ahora en juegos de terror como Silent Hill o la serie Siren. Entre tanto juego basado en los sentimientos negativos, el encanto naíf de Gravity Rush 2 resulta refrescante, incluso terapéutico.
De abajo para arriba
A pesar de sus muchos aciertos, las primeras alarmas de que algo no va bien comienzan a sonar desde el prólogo. Lo que debería ser una pequeña presentación y tutorial para recién llegados se acaba alargando varias horas más de las necesarias. No es el mejor arranque, pero a base de paciencia acaba llegando lo bueno.
Quizá avergonzado por no tener modo multijugador, Gravity Rush 2 intenta compensarlo con algunas actividades complementarias que en lugar de sumar a la experiencia acaban perjudicándola. Por ejemplo, el número de misiones secundarias es exagerado. Las hay divertidas, pero otras acaban haciéndose muy pesadas. Intuyo en esta incontinencia un deseo de hacer un juego cargadísimo de contenido, y efectivamente da para muchas horas, pero de poco sirve la cantidad si no se establece un filtro para asegurarse de que se mantiene la calidad.
Para colmo, las recompensas de las misiones secundarias son ridículas, de modo que tampoco hay muchos motivos para dedicarles tiempo. Mi consejo es no obsesionarse con completar el juego al 100% y centrarse en las misiones principales, mucho mas interesantes.
Para compensar la racanería de las recompensas se ha introducido una parte opcional de minería para conseguir gemas necesarias para mejorar las habilidades de Kat. Pero es peor el remedio que la enfermedad porque una vez más las recompensas no están acorde con la cantidad de horas que se exigen a cambio. Mejor resignarse a no desbloquear todas las «magias» que perder más tiempo del imprescindible a farmear gemas.
Soy un firma defensor de las estructuras que van de menos a más. Con demasiada frecuencia se abusa de los fuegos artificiales en las primeras horas para ir desinflándose poco a poco. Aunque la historia principal de Gravity Rush 2 está estructurada en forma de in crescendo extremo, el conjunto se ve perjudicado por la irregularidad.
Su arranque es tedioso y al cabo de muchas horas levanta el vuelo hasta culminar en un falso final trepidante. Sin embargo, la parte más relevante a nivel argumental y también posiblemente la más emocionante de todo el juego, arranca después de los primeros títulos de crédito y solo después de seguir ciertas pistas que deja un nuevo personaje en los escenarios, de tal forma que solo los jugadores más perseverantes conseguirán disfrutar de Gravity Rush 2 en su totalidad.
Aún más extraño resulta que el juego ni siquiera se moleste en indicar explícitamente que la función no se ha acabado, que la parte más importante de la aventura de Kat está oculta, como si el propio juego se avergonzara de decir, después de 40 o 50 horas, «eh, sigue jugando, que todavía hay mucho más«. Vaya si lo hay, y la idea de que mucha gente pueda abandonar el juego por aburrimiento o lo de por terminado tras llegar al falso final me parte el corazón.
Veredicto
Da bastante rabia que Gravity Rush 2 no haya resultado tan redondo como debería, porque tiene todos los ingredientes para haber sido de lo mejorcito del año. Es divertido, tiene una buena historia, una protagonista carismática y se sabe ganar el corazón del jugador. Por desgracia sus problemas de ritmo y un sistema de recompensas mal equilibrado hacen que deje la sensación de estar alargado a base de contenido accesorio que lo entorpece innecesariamente.
Puede que los talibanes de calcular las horas de contenido por euro pagado me crucifiquen, pero ojalá Gravity Rush 2 tuviera la valentía de prescindir del tocino y quedarse solo con la magra. El resultado sería un juego mucho más corto, pero también más cohesionado y disfrutable.
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