Tras diez años de actividad, el estudio británico The Chinese Room ha hecho oficial su cese de actividad en sus oficinas y el despido de prácticamente la totalidad de su plantilla, a excepción del diseñador Andrew Crawshack y el matrimonio formado por Dan Pinchbeck y Jessica Curry.
En una extensa entrevista que publica hoy Eurogamer se aclara que esta situación no es un cierre definitivo, sino un período de hibernación motivado por una combinación de factores que hace imposible seguir trabajando con normalidad. En resumen, dificultades financieras, problemas de salud y agotamiento por estrés.
Los tres desarrolladores principales del estudio seguirán trabajando desde casa en ‘The 13th Inferior‘, una aventura narrada en perspectiva isométrica, y un proyecto no anunciado que responde al nombre provisional de ‘Little Orpheus‘. Después de eso, su futuro está en el aire.
Mientras buscan nuevos aires, Pinchbeck ya ha sentenciado que la reinvención de The Chinese Room pasa por afrontar creaciones «más tradicionales y más ambiciosas» y abandonar el género de los ‘walking simulators’ que ellos mismos definieron y popularizaron con el fascinante ‘Dear Esther‘. Una propuesta a la que se mantuvieron firmes hasta su penúltima producción hasta el momento, ‘Everybody’s Gone to the Rapture‘, un juego bellísimo en lo audiovisual pero con una ejecución quizá demasiado pedante y confusa y que evidenciaba cierto agotamiento.
El punto y aparte en su trayectoria lo pone ‘So Let Us Melt’, un experimento para la tecnología de realidad virtual de Google que salió a la venta la semana pasada. Este proyecto no ha influido en la decisión de truncar el rumbo del estudio, puesto que la decisión fue tomada el pasado julio. Con el objetivo de no desviar la atención sobre el lanzamiento se optó por posponer este anuncio oficial hasta que estuviera en la calle.
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