Tras su conferencia del E3 de este año, se le puede echar en cara a Bethesda cierto acomodo en sus franquicias probadas y, peor aún, mirar demasiado a largo plazo prometiendo algunos proyectos que todavía están demasiado verdes para ser mostrados al público. Rage 2 es uno de los más claros. Saldrá en primavera del año que viene y su nuevo tráiler esconde pocos secretos: espectacularidad, acción burra y mucha gasolina.
Lamentablemente no se puede decir lo mismo de Starfield, un nuevo título del que no se dijo absolutamente nada aparte de un escuetísimo téaser que apunta a temática de ciencia ficción, o de The Elder Scrolls VI, que se lo jugó todo a la carta del peso que mantiene esta venerable saga de rol mostrando únicamente su logo y una porción de la geografía de Tamriel aún por concretar (¿tras Skyrim toca High Rock, quizá?).
En el apartado de juegos de acción las cosas están más claras. Doom Eternal promete más de lo mismo, que es exactamente lo que esperamos los que gozamos inmensamente la anterior entrega, que supuso un brillante renacer del decano de los shooters en primera persona. Por esa misma línea viene también Wolfenstein: Youngblood, una secuela que llega sorprendentemente pronto y que estará protagonizada por las hijas gemelas de Blazkowicz en un París invadido por los nazis, varias décadas después de Wolfenstein II: The New Colossus.
En el apartado de morrallita agradecida, los seguidores de Prey podrán hincarle el diente a un DLC ya disponible, Quake Champions nos ha recordado que existe con una beta gratuita y The Elder Scrolls Online y Legends recibirán pronto un empujón de contenidos, este último acompañado por una nueva versión para consolas.