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Una verdadera saga vikinga

bannersaga-rese2A pesar de que las secuelas son norma en la industria del videojuego, hay sorprendentemente pocos títulos que se planifiquen desde el principio como una historia contada a lo largo de varias partes. Además de la que nos ocupa, se me ocurre la trilogía original de Mass Effect, el viaje aún inconcluso de Shenmue y, a un nivel no tan explícito, The Witcher. Los videojuegos se crean de uno en uno y, aunque sus creadores siempre tienen un ojo puesto en su continuidad futura, ésta viene determinada por los resultados. Es muy raro que desde el primer momento se proponga una historia cerrada narrada a lo largo de un número de entregas decididas de antemano y eso hace que The Banner Saga sea un caso bastante especial.

Tras conseguir financiación a través de Kickstarter, esta epopeya vikinga arrancó con la publicación en 2014 de su primera parte y el viaje ha continuado con dos secuelas editadas a un ritmo de una cada dos años. El círculo se cierra este verano con una edición completa que reúne la trilogía para PC, PS4, Switch y Xbox One, acompañada de un póster con retratos de los personajes, un objeto in-game extra y un CD con lo mejor de su banda sonora. Esto último se agradece particularmente porque Austin Wintory firma aquí algunas de las mejores composiciones de su carrera, y ojo porque hablamos del tipo que le puso música a Journey.

La larga marcha

Un trasunto de Islandia fantástica donde los humanos conviven con seres mitológicos de estilo nórdico vive en un eterno crepúsculo. Los dioses han muerto, el sol se ha detenido en el cielo, provocando una serie de alteraciones en el orden natural, y una oscuridad se extiende como un velo. La raza de los dredge, que algunos creían un mito, ha emergido y en su huida desesperada del cataclismo siembra la destrucción a su paso.

En medio de este panorama tan poco halagüeño, el cazador Rook, junto a su hija Alette, lidera una caravana de refugiados que emprende un viaje hacia el oeste después de que su pueblo haya sido arrasado por los dredge. El avance de esta caravana es el núcleo central de la trilogía. Mientras recorre unos preciosos paisajes dibujados a mano surgen una serie de eventos que obligan a tomar decisiones difíciles, generalmente en forma de textos emergentes bastante simples (aunque muy bien escritos). Por ejemplo, en un momento determinado el grupo se encuentra con refugiados y se les puede acoger para aumentar el número de seguidores. Pero la cosa no es tan sencilla, hay que estimar si se tienen suficientes provisiones para alimentar a más bocas y en ocasiones el tiro puede salir por la culata, pudiéndose darse el caso de que los acogidos sean unos canallas que paguen el favor robando recursos y huyendo en mitad de la noche. Es habitual que las decisiones tengan consecuencias inesperadas, pudiendo incluso desencadenar en la muerte de algún personaje o la huida de familias enteras, si se hartan de pasar penurias.

Esta dinámica ayuda a mantener el interés en los «pequeños momentos», pero si consigue enganchar es gracias al excelente guion y a la buena caracterización de unos personajes que se hacen querer. Rook,  Alette y el resto de compañeros que van encontrando por el camino consiguen ganarse la simpatía del jugador, que se sorprenderá preocupándose por ellos y haciendo todo lo posible por gestionar la caravana de la manera más justa.

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Aunque los tres juegos cuentan con un presupuesto bastante limitado y se ve obligado a utilizar el texto como principal herramienta narrativa, ya sea por medio de eventos o a través de diálogos, de vez en cuando le «regala» al jugador unas preciosas escenas animadas que son una verdadera delicia para la vista. La dirección es de estilo realista, muy deudora de El Señor de los Anillos o Tygra: hielo y fuego de Ralph Bakshi e incluso de los clásicos de Disney que se crearon mediante la rotoscopia. Esa técnica tradicional es, de hecho, la misma que se ha usado para animar los personaje tanto en las escenas como en los combates. Consiste en la filmación de actores reales para, posteriormente, «calcar» sus siluetas y usarlas como plantilla para dibujar, fotograma a fotograma, el espectacular resultado final. Es una técnica muy laboriosa, casi tanto como el stop motion, pero su fruto es extraordinario.

Batallas accesibles

Aunque se habla y se lee mucho en The Banner Saga, no todo se resuelve con palabras. De vez en cuando toca tomar las armas y tomar parte en batallas de estrategia por turnos. Son bastante llevaderas en cuanto a ritmo y dificultad, pensadas más para aportar algo de acción que para desafiar a los estrategas más expertos. El proceso de aprendizaje también deja un poco que desear, así que hacen falta un par de combates para empezar a pillarle el punto. La cosa empieza colocando sobre un «tablero» al escuadrón compuesto por personajes principales previamente seleccionados. Contar con una alineación adecuada es una parte muy importante, así que hay que intentar contar con un grupo versátil y equilibrado, ya que cada unidad tiene sus pros y sus contras.

Sobre la cuadrícula hay una limitación de movimientos y puntos de ataque, que hay que usar de forma similar a un juego de mesa. Conviene, además, pensar a largo plazo y no poner toda la carne en el asador desde el principio, porque los personajes se van agotando y conviene reservar fuerzas porque algunos combates son relativamente largos, de 5 a 10 minutos. El hecho de que haya dos valores de salud, la armadura y la fuerza, hace que en la mayoría de las ocasiones sea más una carrera de fondo que una cuestión de soltar cañonazos para acabar cuanto antes, siendo casi obligatorio mermar la resistencia antes de empezar a causar verdadero daño. No obstante, la fuerza no solo es el aguante, también determina el daño que hacen los enemigos, así que otras veces es más inteligente bajarla cuanto antes para debilitarlos.

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La gestión de la caravana también tiene efectos en el combate. Un grupo más motivado y descansado lucha mejor que uno desmoralizado, algo bastante complicado cuando las provisiones empiezan a escasear o se encadenan varios eventos negativos. Afortunadamente el diseño es bastante benévolo y no hay muertes permanentes por combate (salvo algún caso que no desvelaré), sino que los personajes que caigan malheridos tan solo son castigados con una penalización temporal que se «cura» descansando unos días. Por contra, las batallas exitosas recompensan con puntos de experiencia que pueden emplearse en subidas de nivel o comprar objetos mágicos que ofrecen distintas mejoras.

Veredicto

The Banner Saga debe contemplarse más como una experiencia episódica que como una colección de tres juegos individuales. Cada uno cuenta su propio arco argumental y dura alrededor de 10 horas, pero están tan cohesionados y son tan dependientes entre sí que la mejor manera de disfrutarlos es como una unidad. Eso es justo lo que ofrece este pack, que supone la ocasión perfecta para sumergirse en este fascinante mundo de gigantes y vikingos.

Debido a su enfoque narrativo y baja dificultad, los fanáticos de la estrategia táctica pueden salir algo decepcionados porque los combates son fáciles, escasos y simplones. Se puede decir que son más un medio que un fin en sí mismo. En cambio, The Banner Saga Trilogy es una compra obligada para los amantes de las grandes historias, a pesar de que una traducción al castellano muy mejorable empaña su trabajadísimo guion, algo especialmente sangrante en la primera parte. Aquellos que defienden el videojuego como arte tienen en esta trilogía un nuevo y poderoso argumento.

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