Mientras la explotación de las cajas de 'loot' y otras estrategias de monetización agresivas siguen sacándole los colores a la industria del videojuego, la picaresca de los jugadores florece. En la era de los juegos como servicio ha dejado de recompensarse la habilidad y el diseño de la progresión ahora está basado en poner en valor la relación entre tiempo y dinero de los usuarios.